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La estrategia en El Poblado, en Medellín, para evitar más hurtos

 En el sector de Provenza, desde los meseros hasta los administradores reportan a sospechosos. 


Para evitar más casos de hurto, en Provenza, uno de los lugares más visitados por los medellinenses y extranjeros para comer o tomarse unos tragos, en el sector de El Poblado, los comerciantes se unieron como un frente vecinal para combatir a los dueños de lo ajeno y los expendedores de droga.

La estrategia, además del voz a voz, los llevó a crear un grupo de whatsapp en el que hay 150 miembros, que los convirtió en los ojos vigilantes ante el delito. 

“Nosotros tomamos fotos, me han amenazado pero prefiero pasar un momento no agradable pero que los clientes en general se sientan tranquilos. En estos momentos el grupo de whatsapp con la policía está funcionado súper bien porque uno avisa y de verdad que no pasa dos minutos sin que ellos lleguen cuando no están en la zona”, comenta Ludwing Chima, subgerente de El Social, uno de los lugares más representativos de la zona.

Unas semanas atrás, esta zona de El Poblado, ubicada entre las carreras 36 hasta la 32 y las calles 10 y 7, vecina de El parque Lleras, fue noticia unas semanas atrás cuando un video reveló la estrategia de los ladrones que aprovechan los tumultos y los empujones para hurtar a los visitantes.

Esto elevó la alerta de los comerciantes, como lo cuenta Juanita Cobollo, directora de la Corporación Barrio Provenza, quien aclara que en la zona no se creó una vigilancia privada con civiles.

“Salió un reporte que se malinterpretó. Nosotros no tenemos ni seguridad privada ni la pensamos contratar porque tenemos una relación estrecha con la Policía y no son hace falta contratar a grupos externos”, aclara.

Lo que sí es cierto es que los meseros y hasta los administradores de los 145 negocios del sector son los que alertan ante cualquier sospecha y lo hacen en el chat de whatsapp.

“Casi todos los propietarios de Provenza se mantienen en sus establecimientos y se pueden sentar afuera y entre todos, mandamos la foto y la enviamos a un grupo de seguridad. Es un grupo de seguridad que está conectado con la policía y con la Secretaría de Seguridad”, detalla Cobollo.

Por ahora, el mayor dolor de cabeza para Ludwing Chima son los habitantes de calle y la constante presencia de vendedores ambulantes que, según él, algunos de ellos se dedican a la venta de drogas.

“Creemos que sí debemos tener más control de los 2.700 empleos que se afectan por 15 habitantes de calle o 15 vendedores ambulantes. La ecuación está demasiada clara y no es que ellos no puedan trabajar porque muchos no están vendiendo sino que están pendientes de celular o se dan cuenta de que algún cliente tiene efectivo”, comenta.

Recuperándose de un mal 2020

El año pasado fue casi un infierno para los establecimientos de este pedacito de El Poblado, en la comuna 14. Según cálculos de la directora de la Corporación Barrio Provenza, el confinamiento que tuvo el país entre marzo y septiembre, hizo que el 10% de los negocios de allí cerraran definitivamente, principalmente hostales y hoteles.

Luego llegaron los toques de queda, sobre todos los fines de semana y los cierres de establecimientos más temprano de lo común, que hizo que el bolsillo y las cajas registradoras no se movieran.

“Lo cierres y toques de queda nos afectaron demasiado y la gente se desanimaba por eso hicimos unos plantones porque si uno no va protestar no es para hacer vandalismo ni politiquería y creo que ayudaron”, recuerda Cobollo.

En El Social, por ejemplo, las ventas bajaron un 50% durante 2020. “Fue un año de muchísimo aprendizaje, de abrir nuevos canales de venta como el e-commerce, los domicilios y apuntarle un poquito más al tema gastronómico que a las bebidas porque somos una tienda mixta desde hace 52 años y nos obligó a hacer un esfuerzo para que, gastronómicamente, empezar un reconocimiento porque a nosotros nos reconocen por la picada y por el chicharrón pero tuvimos que desarrollar varias categorías para cubrir un poquito más de mercado en el tema de domicilios”, comenta Chima.
Actualmente el panorama es distinto. Los negocios, por determinación de la alcaldía de Medellín, pueden cerrar a las 2 de la mañana en toda la ciudad y eso ayudó a que Provenza renazca poco a poco.

Según Juanita, de los 2.700 empleos que allí había antes de la pandemia hay 1.890 entre directos como indirectos en la actualidad y se avanza en más contrataciones en cada negocio que cada vez más clientes, sobre todo por la calle 35 que se cerró el paso a vehículos desde el año pasado, se peatonalizó y hoy es un lugar de encuentro para muchos habitantes del valle de Aburrá que disfrutan al aire libre de comidas, licor y de un encuentro, eso sí con tapabocas, como los comerciantes se han esforzado en exigir porque la pandemia aunque ya les deja registrar más dinero, no se ha ido.

Fuente: ElTiempo 

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