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Una gran mentira envuelta en hojas de verdades algorítmicas.


Una crítica objetiva sobre el fenómeno mediático de Netflix: “The social dilemma” 

Por: Pedro Javier Castillo García                                                      concienciapoliticacol

 

Como era de esperar, dando un paseo por facebook se prendieron las alertas del interés personal por la gran cantidad de comentarios, frente a un documental que supuestamente develaba la verdad sobre el impacto monstruoso y apocalíptico expuesto por personas que ayudaron a crear el mega monstruo invasor que constituyen las redes sociales, las cuales han llegado a los más profundo de la intimidad de los humanos, y quienes a través del producto audiovisual The Social Dilemma, prenden todas las alertas sobre esta megamente que está llegando a los más insospechados y poco éticos límites de invasión del espacio personal, exponiendo que ante la gratuidad de los servicios que ofrecen facebook, instagram, twitter, tik tok, whatsapp y otras aplicaciones, el producto que se explota somos nosotros los humanos y la información que producimos.

 

Y es que para el espectador descuidado y consumidor estándar de medios, “The Social Dilemma” se presenta como la revelación de sus vidas, pues los algoritmos con los que se han diseñado y modificado las redes, han permitido que los dueños de las más importantes empresas tecnológicas de la actualidad conozcan a 2000 millones de individuos tal vez mejor que ellos mismo y a través de la información esta hiper máquina, esta bestia tiene la capacidad de modificar el comportamiento personal, y uno más uno, a la civilización en su totalidad. Todo ello, siempre mediado por el interés económico de los inversionistas y las juntas directivas, que inexplicablemente necesitan más dinero, así no exista algo en el mundo que no puedan comprar, o tal vez sí, pero no con dinero y eso sería: la voluntad, la libertad y el espíritu de las personas.



En ese sentido, deberíamos pensar: ¿existe una intención deliberada de acabar la civilización con esta mega herramienta, que al igual que la pólvora, dinamita, y la energía atómica, nació como ciencia para ayudar a la humanidad y terminó sirviendo para destruirla? O por el contrario, esta estructura virtual “tomó conciencia” y entendió que no se puede servir a dos señores, desechando la verdad para dedicarse a producir dinero. Y digo esto por que siempre hemos sabido que la verdad libera y para poder esclavizar a la humanidad tendrá que ser a través de la mentira, y esta esclavitud viene conectada a la producción financiera, que es redituable desde la guerra y el conflicto, pues la paz y la armonía no generan tantos recursos como la división y las peleas, incluso al interior de los hogares.

 

Entonces decía que, para algunos este documental es una revelación, pero para quienes llevamos algún tiempo analizando la estructura mediática, el tema de los algoritmos, la big data y la falta de ética para el uso de estas no es el mayor de los secretos, sin decir que el documental no aporta elementos interesantes. Pero, llegando al clímax de la película, cuando la atención del espectador puede estar en el tope de la expectativa, aparece la espada de Démocles: las Fake News. Esta estrategia, que al igual que la mayoría de los métodos de represión progresista, usa las etiquetas para quitar legitimidad a las visiones divergentes a las del stablishment: cadenas noticiosas, agencias de prensa, productoras de televisión y su casa matriz Hollywood. Es así que esta súper estructura a las investigaciones controversiales a la versión oficial, a pesar de estar bien estructuradas, llenas de datos e incluso empatía; pero como no obedecen a las agendas de la izquierda globalista,  las etiqueta como noticia falsa o teoría de la conspiración, siendo la mejor alternativa para tratar de apagar un fuego que cada vez toma y más y más fuerza, pues es bien sabido que la verdad por más que se intente esconder, siempre saldrá a la luz. Es similar a las discusiones con algunas personas que ante la falta de argumentos, su mejor herramienta es descalificar al otro: machista, homofóbico, retrogrado, anacrónico, moralista, fanático o cualquiera que se acomode al discurso de la nueva moral del siglo XXI.

 

Por otro lado, uno de los aspectos que me permite como a muchos dudar de la imparcialidad de este documental de casi 120 minutos, es la organización de la cual proviene: Netflix, quienes algunos cariñosamente han apodado LeftFlix. Y es que esta plataforma ha demostrado tener una clara agenda de promoción progresista, al igual que Disney, Facebook y Twitter, que a pesar de las muchas críticas, baja de suscriptores y sufrir la misma cancelación que ha ayudado a crear; sigue con producciones controversiales que al parecer buscan atender específicamente los gustos de unas minorías que promovieron el baneo de la legendaria película “Lo que el viento se llevó”, ver una versión homosexual de Jesús o deleitarse viendo a niñas de 11 años bailando provocativamente por dos horas en la película Guapis… Me permito recordar que al no ser un producto del CGI, estás niñas tuvieron que estar exhibiéndose por varios meses ante todo el equipo de producción de la cinta, señalando esto como el menor de los males sobre la explotación de estas menores.

Entonces, citando al profesor Milton Friedman y a John Stuart Mills: “no podrá haber libertad  individual y una legitima forma de elección, si la información con la que tomo decisiones proviene de una sola fuente, menos si a costo de cuestionarla, la acción subsecuente es la represión física”. Entonces, se logra entender que Netflix actuó en este caso con vocera de los grandes medios televisivos y plataformas de streaming, para poner a toda información yuxtapuesta a la versión oficial en el carácter de “Fake News”, usando con la mayor ligereza temas como el terraplanismo, la tecnología 5G y el tan mencionado Pizzagate que involucra a grandes personalidades del espectáculo y el gobierno estadounidense, para decir que todo lo que se halle en medios alternativos de las redes sociales solo promueven el desorden social y las divisiones por parte de colectivos fundamentalistas, afirmando que carecen de información veraz y seriedad... De paso, trataron de limpiar la imagen de la familia Clinton, siendo más fácil hacerlo con la de Judas.

 

Finalmente, espero estimado lector que su criterio no sea tan fácilmente resquebrajado con el documental y entienda que hoy la estructura mediática trabaja armónicamente y financiada por las grandes corporaciones globalistas: ONU y OMS, siguiendo por UNICEF, FMI, OCDE, diferentes ONGs  y las más importantes fundaciones filantrópicas, de las que no podemos dejar de mencionar: Amnistía Internacional, Rockefeller Foundation (de la cual es miembro en su junta directiva Juan Manuel Santos), Bill y Melinda Gates Foundation y la Open Society de George Soros, quien afirmó con disgusto, que gracias a las redes sociales y al invento del señor Mark Sukerberg, su amiga Hillary Clinton había perdido las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016, tratando de corregir su error en las actuales, censurando toda información de los escándalos de Hunter Biden, hijo del candidato demócrata, aunque al parecer sirvió para que la gente más se interesara en el tema y por ello una producción como

The Social Dilemma, serviría para “despertar” a la masa progre y permitir el incremento de la censura a los medios alternativos a través de los nacientes ministerios de la verdad (1984 de George Orwell y Un Mundo Feliz de Aldus Huxley), a la par de que la gente que busca la verdad, desconfíe cada vez más de la versión oficial y se aferre a las voces que son tratadas de callar.



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