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¡No se deje hundir con la crisis!

¡Libérese de toda esa carga negativa que acumula! Las turbulencias provocadas por la pandemia y su consecuente cuarentena no lo pueden hacer tocar fondo. ¡Salga a flote!


No se desespere por las cosas que le ocurren o por aquello que le falta durante esta época de cuarentena. Por más alcance que tenga este virus para acabar con su tranquilidad, él no será capaz de vencerlo si tiene fe, entereza y paciencia.

Mire hacia el lado y vea cómo les toca de duro a los demás. Casi todos pasan por los mismos tiempos difíciles y, pese a ellos, no se amargan.

El sacudón anímico y emocional ha sido grande y, de manera literal, los efectos del coronavirus han logrado desestabilizarnos: tememos por nuestra salud y por las de nuestros familiares; además de extrañar la cotidianidad de hace un par de meses.

Es cierto que todos en el mundo padecemos por diferentes razones y vulnerabilidades; pero también nos corresponde sobreponernos y buscar la manera de no afligirnos tanto.

Mire alrededor, pero no para contagiarse de las angustias de otros sino para entender que hay muchos que tienen un gran peso sobre sus hombros y aún así sonríen.

Este no es un mensaje de resignación. ¡Ni más faltaba! Es sólo un ejercicio que le permitirá descubrir grandes ejemplos de resiliencia.

Reitero que hay quienes afrontan calvarios peores y, pese a ellos, están dando las batallas con dignidad.

¡Deje de quejarse!

Sin duda esta carga de la cuarentena le resultará más difícil de llevar si insiste en complicarse el día y si piensa que su suerte está echada. Si continúa así, se hundirá más en el fango y no podrá desprenderse de la ansiedad.

Este es un sano consejo para que pueda llevar esto de una forma más propositiva.
Si se levanta hoy con entusiasmo descubrirá que tiene vida, que puede reinventarse y sobre todo que dispone de muchas razones para estar optimista; mejor dicho, todavía tiene mucho por hacer y por vivir.

Esto no es más que una invitación a asumir su verdad de una manera clara, para saber cómo afrontarla.

Cada quien tiene su propia historia, su propio afán y su propia victoria. El sano vivir enseña que se debe alimentar la fuerza del espíritu.

¿Cómo se logra esto?

Céntrese en el momento presente y resuelva, con el afán de cada día, las necesidades primarias.

¡Ore mucho!

No siga leyendo los miles de ‘fake news’ que aparecen en las redes sociales sobre el coronavirus. Ocúpese más bien en leer otras cosas; aprenda, resuelva y ayude a los suyos y a sus vecinos, si puede.

Incluya actividades físicas pero también de formación y aprendizaje. Maneje sus emociones y disminuya la desazón Procure reducir los pensamientos negativos e incluya otro tipo de información que equilibre el pensamiento y le dé paz a su ‘día a día’.

Debe potenciar las emociones que nos unen, tales como la solidaridad, la alegría, el bien común y la serenidad.

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