#laChivaRadio / Movilidad Covid 19 / 06-05-2020
Al menos una decena de países flexibilizó las restricciones establecidas para combatir el virus. Pero los líderes advirtieron que un aumento en las infecciones podría llevar a un nuevo cierre.
Por:
ROMA — Con unas gafas de
Plexiglas, un cubrebocas blanco y guantes de hule azules, Catia Gabrielli
parecía estar lista para enfrentar cualquier cosa que se le atravesara el
lunes, cuando Italia relajó tentativamente algunas de sus disposiciones de
confinamiento más estrictas para enfrentar el coronavirus.
“Veo
mucho más movimiento”, dijo Gabrielli, propietaria de una librería en el centro
histórico de Roma, preocupada porque las personas a su alrededor se paseaban
sin cubrebocas. “Es mucha gente”.
Esa
misma reserva, combinada con esperanza, se manifestó en Europa y en otros
países el lunes, cuando al menos una decena de países —incluyendo Alemania,
España, Grecia, Bélgica, Lituania, Nigeria y Líbano— empezaron a atenuar las
restricciones que estuvieron en vigor durante semanas y cuyo objetivo era
contener la propagación de los contagios.
No
obstante, en muchos lugares, la tan anhelada disminución de las restricciones
parecía, en gran parte, un experimento en tiempo real para determinar cómo
vivir con el virus. Y aunque el relajamiento fue diferente de un país a otro,
muchos dirigentes aclararon que, si de pronto los ciudadanos se volvían muy
imprudentes, podrían volver a cerrar todo.
En
la mayoría de los países, no autorizaron a todas las tiendas ni a todas las
industrias a retomar sus actividades. La reactivación de las escuelas fue
selectiva, y se llevó a cabo en aulas diseñadas, o se pospuso hasta el otoño.
Las reglas de distanciamiento social seguían aplicándose. Casi siempre se
requería que usarán mascarillas. La mayoría de los bares, las cafeterías y los
restaurantes permanecieron cerrados.
Las
autoridades italianas advirtieron que, tal vez, cualquier relajamiento de las
restricciones fuera de corta duración si los ciudadanos no respetaban las
medidas de distanciamiento social. Además, si los contagios volvían a aumentar
y desbordaban el sistema de salud, que apenas estaba recuperándose, volverían a
confinar a la sociedad.
“Tomaremos
cartas en el asunto y volveremos a cerrar”, ha dicho el primer ministro de
Italia, Giuseppe Conte, al advertirles a los italianos sobre el riesgo de subir
la curva de los contagios que el país había trabajado tanto para eliminar. En
Italia, el virus ha cobrado más de 29.000 vidas.
El
problema con el relajamiento de las restricciones es que los funcionarios no
tendrán una señal confiable de las consecuencias durante al menos dos semanas,
el periodo de incubación del virus. Así que sigue estando latente el riesgo de
que, en ese lapso ciego, el virus aumente sigilosamente y desate otro brote de
contagios, tan malo o peor que el primero.
Los
expertos en salud pública, aunque reconocen la necesidad de encontrar un
equilibrio entre salvar vidas y los medios de subsistencia, desde hace tiempo
han advertido que abrir las tiendas y dejar salir a la gente de su casa podría
resultar más difícil y peligroso que confinarla.
Aun
así, India autorizó que se reactivaran las empresas y el transporte local y se
retomaran actividades como las bodas en zonas de pocos contagios o donde no los
hay. En Líbano se volvieron a abrir los bares y los restaurantes.
Nigeria
relajó el confinamiento en su capital, Abuya, y en su ciudad más grande, Lagos,
donde se abrieron mercados, tiendas, centros comerciales y empresas
constructoras.
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